La naturaleza de la mente es tal que el pecador que se arrepiente y hace un acto de fe en un poder superior tiene más probabilidades de tener una experiencia visionaria bienaventurada que el pilar de la sociedad satisfecho de sí mismo, con sus justas indignaciones, su afanes en materia de posesiones y pretensiones y sus inveterados hábitos de culpar, despreciar y condenar.

Aldous Huxley, Las puertas de la percepción

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