La realidad que llamamos Estado no es la espontánea convivencia de hombres que la consanguinidad ha unido. El Estado empieza cuando se obliga a convivir a grupos nativamente separados. Esta obligación no es desnuda violencia, sino que supone un proyecto iniciativo, una tarea común que se propone a los grupos dispersos. Antes que nada es el Estado proyecto de un hacer y programa de colaboración.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Todo lo demás es secundario. Si el régimen de comicios es acertado, si se ajusta a la realidad, todo va bien; si no, aunque el resto marche optimamente, todo va mal.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Observad a los que os rodean y veréis como avanzan perdidos por su vida; van como sonámbulos, dentro de su buena o mala suerte, sin tener la más ligera sospecha de lo que les pasa. Los oiréis hablar en formulas taxativas sobre si mismos y sobre su contorno, lo cual indicaría que poseen ideas sobre todo ello. Pero si analizarais someramente esas ideas, notareis que no reflejan mucho ni poco la realidad a que parecen referirse, y si ahondáis más en el análisis hallareis que ni siquiera pretenden ajustarse a tal realidad. Todo lo contrario: el individuo trata con ellas de interceptar su propia visión de lo real, de su vida misma. Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa terrible realidad, y procura ocultarla con un telón fantasmagórico donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus ‘ideas’ no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad. El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas ‘ideas’ fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ella es problemático, y se siente perdido.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La ciudad nace de pueblos diversos. Construye sobre la heterogeneidad zoológica una homogeneidad abstracta de jurisprudencia.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La palabra ‘estado’ indica que las fuerzas históricas consiguen una combinación de equilibrio, de asiento. En este sentido significa lo contrario de movimiento histórico: el Estado es convivencia estabilizada, constituida estática.

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La plaza, merced a los muros que la acotan, es un pedazo de campo que se vuelve de espaldas al resto, que prescinde del resto y se opone a él. Este campo menor y rebelde, que practica secesión del campo infinito y se reserva a sí mismo frente a él, es campo abolido y, por tanto, un espacio sui generis, novísimo, en que el hombre se liberta de toda comunidad con la planta y el animal, deja a estos fuera y crea un ámbito aparte puramente humano. Es el espacio civil. Por eso Sócrates, el gran urbano, triple extracto del jugo que rezuma la polis, dirá: ‘Yo no tengo que ver con los árboles en el campo; yo sólo tengo que ver con los hombres en la ciudad’.

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La polis no es primordialmente un conjunto de casas habitables, sino un lugar de ayuntamiento civil, un espacio acotado para funciones públicas. La urbe no está hecha, como la cabaña o el domus, para cobijarse de la intemperie y engendrar, que son menesteres privados y familiares, sino para discutir sobre la cosa pública.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El ciudadano, en la mayor parte de los países, no siente respeto por su Estado. Sería inútil sustituir el detalle sus instituciones, porque lo irrespetable no son estas, sino el Estado mismo, que se ha quedado chico.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La vida creadora es vida enérgica, y está sólo es posible en una de estas dos situaciones: o siendo uno el que manda o hallándose alojado en un mundo donde manda alguien a quien reconocemos pleno derecho para tal función; o mando yo u obedezco. Pero obedecer no es aguantar -aguantar es envilecerse-, sino, al contrario, estimar al que manda y seguirlo, solidarizándose con él, situándose con fervor bajo el ondeo de su bandera.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El egoísmo aparente de los grandes pueblos y de los grandes hombres es la dureza inevitable con que tiene que comportarse quien tiene su vida puesta a una empresa. Cuando de verdad se va a hacer algo y nos hemos entregado a un proyecto, no se nos puede pedir que estemos en disponibilidad para atender a los transeúntes y que nos dediquemos a pequeños altruismos de azar.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Vivir es ir disparado hacia algo, es caminar hacia una meta. La meta no es mi caminar, no es mi vida; es algo a que pongo ésta y que por lo mismo está fuera de ella. Más allá.

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La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o trivial.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El encanallamiento no es otra cosa que la aceptación como estado habitual y constituido de una irregularidad, de algo que mientras se acepta sigue pareciendo indebido. Como no es posible convertir en sana normalidad lo que en su esencia es criminoso y anormal, el individuo opta por adaptarse él a lo indebido, haciéndose por completo homogéneo al crimen o irregularidad que arrastra.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Los pueblos-masa han resuelto dar por caducado aquel sistema de normas que es la civilización europea, pero como son incapaces de crear otro, no saben que hacer, y para llenar el tiempo se entregan a la cabriola.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Es deplorable el frívolo espectáculo que los pueblos menores ofrecen. En vista de que, según se dice, Europa decae y, por tanto, deja de mandar, cada nación y nacioncita brinca, gesticula, se pone cabeza abajo o se engalla y estira, dándose aire de persona mayor que rige sus propios destinos. De aquí el vibriónico panorama de ‘nacionalismos’ que se nos ofrece por todas partes.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Todo concepto, el más vulgar como el más técnico, va montado en la ironía de sí mismo, en los dientecillos de una sonrisa alciónica, como el geométrico diamante va montado en la dentadura de oro de su engarce. El dice muy seriamente: ‘Esa cosa es A, y esta otra cosa es B’. Pero es la suya la seriedad de un pince-sans-rire. Es la seriedad inestable de quien se ha tragado una carcajada y si no aprieta bien los labios la vomita. Él sabe muy bien que ni esta es A, así, a rajatabla, ni la otra es B, así, sin reservas. Lo que el concepto piensa en rigor es un poco otra cosa que lo que dice, y en esta duplicidad consiste la ironía. Lo que verdaderamente piensa es esto: yo sé que, hablando con todo rigor, esta cosa no es A ni aquella B; pero, admitiendo que son A y B, yo me entiendo conmigo mismo para los efectos de mi comportamiento vital frente a una y otra cosa.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Por lo mismo que es imposible conocer directamente la plenitud de lo real, no tenemos más remedio que construir arbitrariamente una realidad, suponer que las cosas son de una cierta manera. Esto nos proporciona un esquema, es decir, un concepto o enrejado de conceptos. Con él, como al través de una cuadrícula, miramos luego la efectiva realidad, y entonces, solo entonces, conseguimos una visión aproximada de ella. En esto consiste el método científico. Más aún: en esto consiste todo el uso del intelecto.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El Estado es, en definitiva, el estado de la opinión: una situación de equilibrio, de estática. Lo que pasa es que a veces la opinión pública no existe. Una sociedad dividida en grupos discrepantes, cuya fuerza de opinión queda recíprocamente anulada, no da lugar a que se constituya un mando. Y como a la Naturaleza le horripila el vacío, ese hueco que deja la fuerza ausente de opinión pública se llena con la fuerza bruta. A lo sumo, pues, se adelante esta como sustituto de aquella.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Esa relación estable y normal entre hombres que se llama ‘mando’ no descansa nunca en la fuerza, sino al revés; porque un hombre o grupo de hombres ejerce el mando, tiene a su disposición ese aparato o máquina social que se llama ‘fuerza’.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Por muy habitual que nos sea, no debe perder su terrible paradojismo ante nuestro espíritu el hecho de que la población de una gran urbe actual, para caminar pacíficamente y acudir a sus negocios, necesita, sin remedio, una Policía que regule la circulación.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Cuando la masa actúa por si misma, lo hace solo de una manera, porque no tiene otra: lincha.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El hombre es, tenga de ello ganas o no, un ser constitutivamente forzado a buscar una instancia superior. Si logra por sí mismo encontrarla, es que es un hombre excelente, si no, es que es un hombre-masa y necesita recibirla de aquel.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El especialista nos sirve para concretar enérgicamente la especie y hacernos ver todo el radicalismo de su novedad. Porque antes los hombres podían dividirse, sencillamente, en sabios e ignorantes, en más o menos sabios o más o menos ignorantes. Pero el especialista no puede ser subsumido bajo ninguna de estas dos categorías. No es un sabio, porque ignora formalmente cuanto no entra en su especialidad; pero tampoco es un ignorante, porque es un ‘hombre de ciencia’ y conoce muy bien su porciúncula de universo. Habremos de decir que es un sabio-ignorante, cosa sobremanera grave, pues significa que es un señor el cual se comportará en todas las cuestiones que ignora, no como un ignorante, sino con toda la petulancia de quien en su cuestión especial es un sabio.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Las verdades teóricas no solo son discutibles, sino que todo su sentido y fuerza están en ser discutidas; nacen de la discusión, viven en tanto se discuten y están hechas exclusivamente para la discusión.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

No es que no se deba hacer lo que le dé a uno la gana; es que no se puede hacer sino lo que cada uno tiene que hacer, tiene que ser. Lo único que cabe es negarse a hacer eso que hay que hacer; pero eso no nos deja en franquía para hacer otra cosa que nos dé la gana. En este punto poseemos solo una libertad negativa de albedrío, la noluntad.

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El ‘señorito’ es el que cree poder comportarse fuera de casa como en casa, el que cree que nada es fatal, irremediable o irrevocable. Por eso cree que puede hacer lo que le dé la gana.

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La civilización del siglo XIX es de índole tal que permite al hombre medio instalarse en un mundo sobrado, del cual percibe solo la superabundancia de medios, pero no las angustias. Se encuentra rodeado de instrumentos prodigiosos, de medicinas benéficas, de Estados previsores, de derechos cómodos. Ignora, en cambio, lo difícil que es inventar estas medicinas e instrumentos y asegurar para el futuro su producción; no advierte lo inestable que es la organización del Estado, y apenas si siente dentro de sí obligaciones.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La vida humana ha surgido y ha progresado solo cuando los medios con que contaba estaban equilibrados por los problemas que sentía.

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El que se declara anti-Pedro no hace, traduciendo su actitud a lenguaje positivo, más que declararse partidario de un mundo donde Pedro no exista. Pero esto es precisamente lo que acontecía al mundo cuando aún no había nacido Pedro. El antipedrista, en vez de colocarse después de Pedro, se coloca antes y retrotrae toda la película a la situación pasada, al cabo de la cual está inexorablemente la aparición de Pedro.

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Uno y otro -bolchevismo y fascismo- son dos seudoalboradas; no traen la mañana de mañana, sino la de un arcaico día, ya usado una o muchas veces; son primitivismo. Y esto serán todos los movimientos que recaigan en la simplicidad de entablar un pugilato con tal o cual porción del pasado, en vez de proceder a su digestión.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Se manejan los temas políticos y sociales con el instrumental de conceptos romos que sirvieron hace doscientos años para afrontar situaciones de hecho doscientas veces menos sutiles.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Lo civilizado es el mundo, pero su habitante no lo es: ni siquiera ve en él la civilización, sino que usa de ella como si fuese naturaleza.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Se ha apoderado de la dirección social un tipo de hombre a quien no le interesan los principios de la civilización. No los de esta o los de aquella, sino -a lo que hoy puede juzgarse- los de ninguna. Le interesan evidentemente los anestésicos, los automóviles y algunas cosas más. Pero esto confirma su radical desinterés hacia la civilización. Pues esas cosas son solo productos de ella, y el fervor que se les dedica hace resaltar más crudamente la insensibilidad para los principios de que nacen.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El liberalismo es la suprema generosidad: es el derecho que la mayoría otorga a las minorías y es, por tanto, el más noble grito que ha sonado en el planeta. Proclama la decisión de convivir con el enemigo; más aún, con el enemigo débil.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El tonto no se sospecha a sí mismo: se parece discretísimo, y de ahí la envidiable tranquilidad con que el necio se asienta e instala en su propia torpeza.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El derecho impersonal se tiene y el personal se sostiene.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Los privilegios de la nobleza no son originariamente concesiones o favores sino, por el contrario, son conquistas.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Mas el hombre que analizamos se habitúa a no apelar de si mismo a ninguna instancia fuera de él. Está satisfecho tal y como es. Ingenuamente, sin necesidad de ser vano, como lo más natural del mundo, tenderá a afirmar y dar por bueno cuanto en sí se halla: opiniones, apetitos, preferencias o gustos. ¿Por qué no, si, según hemos visto, nada ni nadie le fuerza a caer en la cuenta de que él es un hombre de segunda clase, limitadísimo, incapaz de crear ni conservar la organización misma que da a su vida esa amplitud y contentamiento, en los cuales funda tal afirmación de su persona?

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La perfección misma con que el siglo XIX ha dado una organización a ciertos órdenes de la vida es origen de que las masas beneficiarias no la consideren como organización, sino como naturaleza. Así se explica y define el absurdo estado de ánimo que esas masas revelan: no les preocupa más que su bienestar y al mismo tiempo son insolidarias de las causas de de ese bienestar.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Heredero de un pasado larguísimo y genial -genial de aspiraciones y de esfuerzos-, el nuevo vulgo ha sido mimado por el mundo en torno. Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Lo que antes se hubiera considerado como un beneficio de la suerte que inspiraba humilde gratitud hacia el destino, se convirtió en un derecho que no se agradece, sino que se exige.

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En las escuelas que tanto enorgullecían al pasado siglo, no ha podido hacerse otra cosa que enseñar a las masas las técnicas de la vida moderna, pero no se ha logrado educarlas. Se les han dado instrumentos para vivir intensamente, pero no sensibilidad para los grandes deberes históricos; se les han inoculado atropelladamente el orgullo y el poder de los medios modernos, pero no el espíritu.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El Poder público se halla en manos de un representante de masas. Estas son tan poderosas, que han aniquilado toda posible oposición. Son dueñas del Poder público en forma tan incontrastable y superlativa, que sería difícil encontrar en la historia situaciones de gobierno tan prepotentes como éstas. Y, sin embargo, el Poder público, el Gobierno, vive al día; no se presenta como un porvenir franco, no significa un anuncio claro de futuro, no aparece como comienzo de algo cuyo desarrollo o evolución resulte imaginable. En suma, vive sin programa de vida, sin proyecto. No sabe dónde va porque, en rigor, no va, no tiene camino prefijado, trayectoria anticipada. Cuando ese Poder público intenta justificarse, no alude para nada al futuro, sino, al contrario, se recluye en el presente y dice con perfecta sinceridad: ‘Soy un modo anormal de gobierno que es impuesto por las circunstancias’. Es decir, por la urgencia del presente, no por cálculos del futuro. De aquí que su actuación se reduzca a esquivar el conflicto de cada hora; no a resolverlo, sino a escapar de él por el pronto, empleando los medios que sean, aun a costa de acumular con su empleo mayores conflictos sobre la hora próxima. Así ha sido siempre el Poder público cuando lo ejercieron directamente las masas: omnipotente y efímero. El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

No que seamos decadentes, sino que, dispuestos a admitir toda posibilidad, no excluimos la de decadencia.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

En el peor caso, y cuando el mundo pareciera reducido a una única salida, siempre habría dos: esa y salirse de mundo. Pero la salida del mundo forma parte de éste, como de una habitación la puerta.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Nuestra vida es en todo instante y antes que nada conciencia de lo que nos es posible. Si en cada momento no tuviéramos delante más que una sola posibilidad, carecería de sentido llamarla así. Sería mas bien pura necesidad.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Cada trozo de tierra no está ya recluido en su lugar geométrico, sino que para muchos efectos vitales actúa en los demás sitios del planeta.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

No hay más que un punto de vista justificado y natural: instalarse en esa vida, contemplarla desde dentro y ver si ella se siente a sí misma decaída, es decir, menguada, debilitada e insípida.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Cuando algo que fue ideal se hace ingrediente de la realidad, inexorablemente deja de ser ideal.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La vieja democracia vivía templada por una abundante dosis de liberalismo y de entusiasmo por la ley. Al servir a estos principios, el individuo se obligaba a sostener en sí mismo una disciplina difícil. Al amparo del principio liberal y de la norma jurídica podían actuar y vivir las minorías. Democracia y ley, convivencia legal, eran sinónimos. Hoy asistimos al triunfo de una hiperdemocracia en que la masa actúa directamente sin ley, por medio de materiales presiones, imponiendo sus aspiraciones y sus gustos.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El hombre selecto no es el petulante que se cree superior a los demás, sino el que se exige más que los demás, aunque no logre cumplir en su persona esas exigencias superiores.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo -en bien o en mal- por razones especiales, sino que se siente ‘como todo el mundo’, y, sin embargo, no se angustia, se siente a sabor al sentirse idéntico a los demás.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Masa es ‘el hombre medio’. De este modo se convierte lo que era meramente cantidad -la muchedumbre- en una determinación cualitativa: es la cualidad común, es lo mostrenco social, es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que repite en sí un tipo genérico.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si existía, pasaba inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social: ahora se ha adelantado a las baterías, es ella el personaje principal. Ya no hay protagonistas: solo hay coro.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

El hecho de la aglomeración, del ‘lleno’. Las ciudades están llenas de gente. Las casas, llenas de inquilinos. Los hoteles, llenos de huéspedes. Los trenes, llenos de viajeros. Los cafés, llenos de consumidores. Los paseos, llenos de transeúntes. Las salas de los médicos famosos, llenas de enfermos. Los espectáculos, como no sean muy extemporáneos, llenos de espectadores. Las playas, llenas de bañistas. Lo que antes no solía ser problema, empieza a serlo casi de continuo: encontrar sitio.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas cabe padecer.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Fue el llamado ‘individualismo’ quien enriqueció al mundo y a todos en el mundo y fue esta riqueza quien prolificó tan fabulosamente la planta humana.

Cuando los restos de ese individualismo desaparecieran, haría su aparición en Europa el famelismo gigantesco del Bajo Imperio, y la termitera sucumbiría como al soplo de un dios torvo y vengativo. Quedarían muchos menos hombres, que lo serían un poco más.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las cosas, mientras que la del político suele, por el contrario, consiste en confundirlas más de lo que estaban. Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

¿Cómo podían venir a coincidencia el celtíbero y el belga, el vecino de Hipona y el de Lutetia, el mauritano y el dacio, sino en virtud de un achatamiento general, reduciendo la existencia a su base, nulificando sus vidas?

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Cuando veo que hacia un hombre o grupo se dirige fácil e insistente el aplauso, surge en mí la vehemente sospecha de que en ese hombre o en ese grupo, tal vez junto a dotes excelentes, hay algo sobremanera impuro. Acaso es esto un error que padezco, pero debo decir que no lo he buscado, sino que lo ha ido dentro de mí decantando la experiencia.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

La libertad ha significado siempre en Europa franquía para ser el que auténticamente somos. Se comprende que aspire a prescindir de ella quien sabe que no tiene auténtico quehacer.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Dondequiera ha surgido el hombre-masa, un tipo de hombre hecho de prisa, montado nada más que sobre unas cuantas y pobre abstracciones y que, por lo mismo, es idéntico de un cabo de Europa al otro. A él se le debe el triste aspecto de asfixiante monotonía que va tomando la vida en todo el continente.

Este hombre masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas ‘internacionales’. Mas que un hombre, es solo un caparazón de hombre constituido por meros idola fori: carece de un ‘dentro’, de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aquí que esté siempre en disponibilidad para fingir ser cualquier cosa. Tiene sólo apetitos, cree que sólo tiene derechos y no cree tener obligaciones.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Duo si idem dictum non est idem.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Cuando el hombre se pone a hablar lo hace porque cree que va a poder decir cuanto piensa. Pues bien, esto es ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco más o menos, una parte de lo que pensamos y pone una valla infranqueable a la transfusión del resto. Sirve bastante bien para enunciados y pruebas matemáticas; ya al hablar de física empieza a hacerse equívoco e insuficiente. Pero conforme la conversación se ocupa de temas más importantes que esos, más humanos, más ‘reales’, va aumentando su imprecisión, su torpeza y confusionismo.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Siendo al hombre imposible entenderse con sus semejantes, estando condenado a radical soledad, se extenúa en esfuerzos por llegar al prójimo.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

A la postre, el engaño resulta ser un humilde parásito de la ingenuidad.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Para comprender algo humano, personal o colectivo, es preciso contar una historia

José Ortega y Gasset, La Historia como sistema

Las bombillas son los soles de las farolas

Jon Caballero

You cannot negotiate with people who say what’s mine is mine and what’s yours is negotiable.

John F Kennedy

A leader is best when people barely know he exists, when his work is done, his aim fulfilled, they will say: we did it ourselves.

Lao Tzu

Para el verdadero profesional el único ‘ismo’ debe ser el periodismo y la única ‘cracia’, la democracia.

Miguel Ángel Bastenier

Never say never, because limits, like fears, are often just an illusion.

Michael Jordan

Es débil porque no ha dudado bastante y ha querido llegar a conclusiones.

Miguel de Unamuno

El periodismo exige una inmersión hasta el fondo mismo de la lengua para obtener el máximo rendimiento expresivo de un mínimo de medios.

Miguel Ángel Bastenier

Es ya caso averiguado,

que no se puede negar,

que a veces pierde el hablar

lo qu’el callar ha ganado

Miguel de Cervantes, La Galatea

El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar si se le pasa

Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Segunda parte, Capítulo V

El peligro no está en la máquina misma, sino en la incapacidad del usuario de contemplar todas las consecuencias de las instrucciones que le da.

Neal Stephenson, En el principio… fue la linea de comandos

El único problema real es que cualquiera que no tenga más cultura que esta monocultura global está completamente jodido. Cualquiera que crezca viendo la televisión, que nunca vea nada de religión o filosofía, se críe en una atmósfera de relativismo moral, aprenda ética viendo escándalos sexuales en el telediario, y vaya a una universidad donde los posmodernos se desviven por demoler las nociones tradicionales de verdad y cualidad, va a salir al mundo como un ser humano bastante incapaz.

Neal Stephenson, En el principio… fue la linea de comandos

Yo y mi clan contra el mundo,

yo y mi familia contra el clan,

yo y mi hermano contra mi familia,

yo contra mi hermano.

Proverbio somalí

La política, en la acepción común del término, no es otra cosa que corrupción.

Platón, Critón

Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo

Platón

A psychotic world we live in: The madmen are in power. How long have we known this? Faced this? And -how many of us do know it? Not Lotze. Perhaps if you know you are insane then you are not insane. Or you are becoming sane, finally. Waking up. I suppose only a few are aware of all this. Isolated persons here and there. But the broad masses… what do they think? All these hundreds of thousands in this city, here. Do they imagine that they live in a sane world? Or do they guess, glimpse the truth…?

But, he thought, what does it mean, insane? A legal definition. What do i mean? I feel it, see it, but what is it? He thought, it is something they do, something they are. It is their unconsciousness. Their lack of knowledge about others. Their not being aware of what they do to others, the destruction they have caused and are causing.

Philip K. Dick, The Man in the High Castle

Don’t judge me by my past. I don’t live there anymore

Petteri Tarkkonen

Todos los viajes en solitario ofrecen al viajero una especie de licencia especial que le permite ser cualquier persona

Paul Theroux

No hace falta ser astronauta para caminar durante horas sin encontrar signos de vida inteligente.

Pedro Vera

La política es el arte de impedir que la gente se entrometa en lo que le atañe.

Paul Valery

Enseñar no es transferir conocimiento, es crear la posibilidad de producirlo

Paulo Freire

Qué graciosos los Informativos. Se tiran medio Telediario hablando del calor pero al final presentan EL TIEMPO.

Pepe Colubi

It is said that whosoever the gods wish to destroy, they first make mad. In fact, whosoever the gods wish to destroy, they first hand the equivalent of a stick with a fizzing fuse and Acme Dynamite Company written on the side. It’s more interesting, and doesn’t take so long.

Terry Pratchett, Soul music

Be careful what you wish for. You never know who may be listening.

Terry Pratchett, Soul music

Auctoritas non veritas facit legem.

Authority, not truth, makes law.

Thomas Hobbes

Do what you can, with what you have, where you are.

Theodore Roosevelt

Space is not really big, it is simply something to be big in.

Terry Pratchett, The light fantastic

Early to rise, early to bed, makes a man healthy, wealthy and dead.

Terry Pratchett, The light fantastic

He always held that panic was the best means of survival; back in the olden days, his theory went, people faced with hungry sabre-toothed tigers could be divided very simply into those who panicked and those who stood there saying ‘What a magnificent brute!’ and ‘Here Pussy’.

Terry Pratchett, The light fantastic

Those who compare the age in which their lot has fallen with a golden age which exists only in imagination, may talk of degeneracy and decay; but no man who is correctly informed as to the past will be disposed to take a morose or desponding view of the present.

Thomas Babington Macaulay, History of England, v. 1, ch. 1, 1848

I have not failed. I’ve just found 10,000 ways that won’t work.

Thomas A Edison

It is not the critic who counts;

not the man who points out how the strong man stumbles,

or where the doer of deeds could have done them better.

The credit belongs to the man who is actually in the arena,

whose face is marred by dust and sweat and blood;

who strives valiantly;

who errs, who comes short again and again,

because there is no effort without error and shortcoming;

but who does actually strive to do the deeds;

who knows great enthusiasms, the great devotions;

who spends himself in a worthy cause;

who at the best knows in the end the triumph of high achievement,

and who at the worst, if he fails, at least fails while daring greatly,

so that his place shall never be with those cold

and timid souls who neither know victory nor defeat.

Theodore Roosevelt